Tras sus celdas la criatura observaba la pradera y mas allá la montaña.
Y si todavía no lo has adivinado, si , el dragón estaba encerrado entre muros de piedra y verjas de plata.
A lo lejos paseaba siempre una hiena lamentándose, y lanzando llantos de desesperación.
" Estará loca... Pensaba siempre el dragón " , pues además ya sabia que las hienas no eran de fiar, eran unos mamíferos carroñeros muy raros y poco simpáticos.
Hubo un día en el que la hiena se acerco un poco mas y casi al lado de la ventana del hermoso dragón fue a parar.
La criatura le llamo, ¿ que te ocurre que lloras tanto sin parar?
- Acaso no me has visto, si no lo has hecho no lo hagas porque igual de la fealdad de mi rostro y de mi especie te espantas.
-Gírate y me veras.
Cuando la hiena se giro no pudo creer lo que veía, el dragón era bellísimo con las escamas casi luciendo a dorado y de una magnitud inmensa.
-Dios mío, como se puede ser tan bello..
-Mírame bien, ya que por eso estoy encerrado, no soy mas que una atracción al publico, una belleza que todos admiran mientras me consumo en estas cuatro paredes.
-Por lo menos a ti te han querido alguna vez, nadie te ha despreciado ni humillado.
-Daria lo que hiciera falta por ser tan bella como tu.
-Y yo por poseer la libertad que posees tu.
Y ambos lloraron desconsoladamente y con el paso del tiempo entablaron una extraña amistad. La hiena le contaba los días que veía y el le contaba cosas de su pasado y como le capturaron.
A día de hoy no se que historia era mas triste, una hiena con aspiraciones a leona y discriminada por su apariencia o la otra historia que por culpa de su apariencia le robaron toda la belleza.
Un día el dragón rompió a llorar, y por cada lagrima que caía una escama se tornaba grisácea.
La hiena le veía envejecer y a medida que la belleza se perdía le trataban peor, hasta le daban pan y cebolla en vez de sus manjares habituales.
-Te regalo toda mi belleza, me ha condenado a la infelicidad.
-Te regalo toda mi libertad.
El dragón se torno grisáceo y le despreciaron hasta no poder mas. La idea era liberarle pero el peligro de que le hiciera daño a alguien le mandaron dejar allí.
Y así acaba la historia, lo siento.
El dragón murió de pena encerrado y la hiena en libertad a su lado. Pero estaba tan encerrada como el dragón.
Supongo que lo único bonito de esta historia es la amistad que les unió, deseando cada uno lo del otro.
Y que al final la belleza se agota y la libertad si no sale de ti nunca la poseerás.
Y que luches por la libertad.

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