- ¿ Que ocurre si tocas el espejo? le pregunto el hada al sauce.
-Este espejo esta adherido a mi tronco por un motivo, si no lo quieres descubrir no debes tocarlo nunca.
-Pero de verdad quiero saberlo. Quiero saber que ocurre si tan solo lo rozara.
El sauce miro con tristeza a aquel pequeño ser , pues había visto esa mirada de deseo en muchos anteriores a esa ingenua hada.
-Dime que es lo que ves en el espejo.
-Pues me veo a mi misma, a un hada, con pequeñas alas que apenas superan a las de un pájaro. Con unas piernas que necesitan de alas porque no se valen por ellas solas, unos brazos que apenas pueden agarrar un palo que se desprenda de tu anciano tronco.
El sauce la miro con mas tristeza aun en el rostro, en el fondo le había cogido cariño.
- No debes tocar bajo ninguna circunstancia el espejo.
-¡ Estoy harta! Y rápidamente lanzo su pequeño brazo contra el espejo.
El sauce cuyos años no le habían quitado los reflejos la aparto con un latigazo de sus ramas.
- ¡ Vete ! ¡ Largo !
El hada dio la vuelta con un muy mal pronto, no estaba acostumbrada a que la trataran así, y mucho menos aquel viejo sauce llorón del que todos sabían que desprendía mas lagrimas que hojas.
- ¡ Se acabo ! ¡ Se acabo ! Tocare ese maldito espejo incrustado en su tronco aunque sea lo ultimo que haga.
Y se escondió en la madriguera de unos conejos hasta que en el reloj del cielo se poso la luna.
Se acerco hasta la roca mas cercana y lo observo, el sauce era aun mas hermoso a la luz de la luna. Y de sus hojas caían amargas lagrimas que rompían al llegar al suelo.
Exhausto, parecía que el árbol se había dormido.
El hada se acerco con las palabras del sauce retumbando en sus oídos " no debes tocar el espejo por ninguna circunstancia".
Lo miro, seguía viendo el mismo ser que esa mañana, y casi hipnotizada, empezó a alargar su brazo hacia el espejo.
Lo miro, seguía viendo al mismo ser que esa mañana y casi hipnotizada, empezó a alargar su brazo hacia el espejo.
Durante un instante no ocurrió nada pero de repente vio que medio de su pequeño brazo se había introducido en el interior del espejo.
Muy asustada intento sacarlo, pero ya era tarde, algo le estaba tirando hacia dentro.
El hada estaba desesperada , pues ese algo tiraba de ella cada vez con mas fuerza.
No sabia que hacer.
El miedo le paralizaba las extremidades.
La boca se le secaba y no podía emitir ningún ruido.
Desesperada grito: - ¡SAUCE! ¡ SAUCE! ¡AYUDA! Por favor..
Pero nadie contesto, parecía que ningún alma hubiera vivido nunca en ese árbol. Incluso le arranco algunas hojas con su brazo libre. Pero era inútil, era como si aquel sauce nunca hubiera sido mas que eso, un sauce. Un árbol que no hablaba.
Pero no podía pensar en esos momentos.
Seguía tirando esa fuerza extraña de ella irremediablemente.
¿Qué podía hacer?
Exhausta dejo de forcejear, el espejo tiro de ella hacia dentro con una fuerza sobrehumana.
Cerro los ojos, sintió el roce de los cristales.
Y cuando los abrió la imagen que vio no se la iba a olvidar nunca, cientos de hadas en el interior del árbol llorando.
Entonces se dio cuenta, se dio cuenta de que el espejo la mentía, que nunca fue tan fea como parecía, que solo la quería arrastrar dentro.
Y que no era un sauce el que hablaba si no miles de almas.
Y ese día, ese día del sauce llorón, otra lagrima broto.

