Soy..

Soy la foto que hiciste con los ojos del lugar mas bonito encontrado.
La pua de la suerte del peor cantante en una barra de Madrid.
La pluma de la voz que nunca grito porque nació susurrando.
Las obras de arte que me robaron la mirada.
Y los versos de Miguel Hernández entre los de Diego Ojeda.
Y solo lo intento reflejar..

jueves, 28 de enero de 2016

Miedo (parte 1)

Se llamaba Miedo.
Y era preciosa.
Tenia las medias siempre rotas, dos trenzas de raíz despeinadas, un montón de pulseras y las uñas siempre a medias.
Llevándoselas a la boca para romperlas.
Como si las uñas la hubieran hecho algo por estar allí.
Tenia los ojos normales. Marrones. Los habituales.
Era una mezcla entre la poesía y el desastre.
El desastre mas bonito que pisaron unas zapatillas con la suela desgastada.
La poesía por la que muchos se pegaban.
Era así, Miedo. Era todo esto, y muchas mas cosas que yo a dia de hoy, ni siquiera recuerdo.
Y repito era, porque un dia cambio.
Por unos ojos azules. Una espalda distinta.
Unos dientes alentadores.
Unos gemelos de atleta.
El pelo rebelde.
Y el cigarrillo colgado, dándome un nombre para esta historia. Tabaco.
El se llamaba Tabaco.
Y ella, nunca había fumado.
Un dia cambio, por un hombre.
Miedo cambio.
Y se deshizo de las trenzas, dejando paso a una larga cabellera. Se cosio las medias. Se olvido de las pulseras.
Y las uñas pasaron a estar siempre enteras.
Los ojos ya no eran normales.
Su vida ya no era tan desastre.
Y la poesía no eran tanta poesía.
Y era entonces, cuando la veía cambiada, cuando recordaba que era mas que todo eso. Que ahora solo veía una mariposa disfrazada.
A la que Tabaco, no hacia ni caso.
A la que ignoraba.
Importandole una mierda que se deshicieran sus sonrisas cada vez que el pasaba.
Un dia tabaco reacciono.
Cuando ella ya estaba tan desesperada.
Que en el banco de ese parque.
Cogió unas tijeras, y se empezó a descoser de nuevo las medias.
Y le vio.
Andaba rápidamente hacia ella.
Con media sonrisa.
Y sus ojos azules observándola.
A Miedo se la cayeron las tijeras.
Como en las pelis románticas que tanto adoraba.
El le recogio las tijeras y con misma sutileza el alma.
La robo la mirada.
Y ella dejo que se la robara.
Miedo empezó a fumar.
A Tabaco le encantaba.
Todo fue bien.
Compartían los cigarros a pachas.
Besos en las esquinas de los bares.
Escapadas a ciudades.
Miedo si estaba con el no sentía miedo.
Pero ella estaba harta.
Harta de fingir.
Que la gustaba el tabaco.
Que quería volver ha hacerse trenzas.
A peinarse ella y a despeinar a la vida.
A romper las medias.
Que ella había perdido su esencia, y eso solo se lo hizo ver una amiga.
Y hablo con el.
Si a hablar se le pueden llamar los gritos que en la pared retumbaban.
Los gritos que un día fueron susurros por su espalda.
Ella ese día, consiguió su nombre Miedo.
Y el ese día, se lo arrebato.
Porque el también sentía miedo.
Tabaco y Miedo ese día no se besaron.
No compartieron cigarro.
Miedo voló, pero guardando sus temores bien dentro.
Apretándose el vientre.
Por el daño que el la había hecho.
Ese día...
No salieron solo rotas las medias.
Y los poetas lloraban junto al cielo.
Que se tiño de negro.


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