Hace tiempo que me desangro,
que descubro que somos algo mas que lagrimas.
Y se nos trata como si fuésemos agua.
Cuando abres el grifo,
y el agua acude dócil a tus manos.
Y si no, ya te encargaras tu de que lo haga.
Hasta que te cansas,
derrochando todo su valor,
sus ganas.
Y de repente lo cortas.
Le quitas el aire,
la fuerza de la caída,
y sangra.
Sangra la mujer a la que la has tratado como agua,
sangran sus ovarios,
su corazón,
y hoy el de todas sus hermanas.
Sangra heridas, que nunca debieron sangrar.
Sangra el bosque, la vida, la calma.
Porque se ha castigado,
que no podamos corrernos libres ( en cualquier sentido).
Se ha castigado,
que las palabras sean libres.
Y para eso la matas, para callarla.
Para callarnos a todas.
Ahora de cada tumba,
surgen mil voces.
Porque nos siguen matando,
pero no nos callan.