entre el poeta y la poesía.
Un poema que se escapa,
de la punta de mis dedos.
Que provoca un temblor,
desde el primer verso,
hasta el final del beso.
Tiemblan mis rodillas,
nos da vueltas el suelo.
Y descubro que no hay amor,
más allá de sus pupilas.
Reinvento todas mis creencias,
dogmas e ideas.
Y me declaro mártir,
de la constelación de su espalda.
Y enredados en abrazos aprendo,
que la única forma de consumar el amor,
es consumiéndonos los miedos.
es consumiéndonos los miedos.
Nos deshacemos en amor,