Soy..

Soy la foto que hiciste con los ojos del lugar mas bonito encontrado.
La pua de la suerte del peor cantante en una barra de Madrid.
La pluma de la voz que nunca grito porque nació susurrando.
Las obras de arte que me robaron la mirada.
Y los versos de Miguel Hernández entre los de Diego Ojeda.
Y solo lo intento reflejar..

viernes, 28 de abril de 2017

Un deseo.

Hoy te venimos a soplar las pestañas, para que se acomoden a los deseos.
Aprovecha, que tienes ocho oportunidades de juego.
Te hablo desde el lado izquierdo del pecho y es que no somos corazón sin el tuyo dentro.
9 es el numero de la suerte, o no, quizá me lo invento. Solo se que a mi me gustaban mucho los números pares hasta que viniste tu, e hiciste de esto un poco mas hogar, un poco mas cuento.
Viniste tu con tu inocencia, con tus ganas de reír y de gritar a los cuatro vientos. Pero resguardándote del frio siempre, para cuando fuera invierno.
Aparecías sonriendo. Latiendo. Demostrándonos que las flores podrían ser flores aunque el frio estuviera dentro.
Nos diste un amor píldora. Unas risas de ensueño. Algún que otro puñetazo traicionero.
Pero es que tu siempre fuiste deseo. Y los fugaces ellos.
Que serás siempre la pequeña, a la que mas cuidemos.
Recuerda que tienes algo muy grande dentro, y que a cada latido va creciendo.
Que los mejores perfumes se guardan en los vasos mas pequeños.
Sonríe.
Siempre.
O al menos en estos versos.
Felicidades pequeña;
te queremos.

Belén Navarro

martes, 18 de abril de 2017

¿ Caos ?

Somos un tremendo lio. No sabemos lo que sentimos, ni que lo que queremos sentir. Nadie quiere ser débil pero se nos escapan las lagrimas cuando nos damos la vuelta. Que no somos capaces de expresar sentimientos, porque nos asusta que nos destruyan.
Y es cuando no lo decimos cuando nos destruimos.
Poco a poco, lentamente, te empiezas a quemar.  ( Y os lo digo yo que soy de tener miedo a los incendios y tengo titulo de soplar la llama de los mecheros porque siempre les pido deseos. )
Y cuando amas y odias al fuego sintiéndote el mar, tienes un problema. Porque nunca sabes si tu desastre en toda su belleza es bueno o es malo, y que a veces te lleva a precipicios preciosos, o a ser precipitados. Y siempre me han fascinado los acantilados.
Somos todos desastres, y nos tenemos que levantar y seguir encendiendo llamas, incendiando corazones, y bailando sobre los cadáveres de esos que se quedaron en los huesos por callarse lo que tenían que haber gritado hace mucho tiempo.

No me arrepiento de todo aunque ojala el papel me hubiera permitido gritarle todas las veces que necesitaba ahogarme, para volver a sentirme caos.
Dentro de poco ( para los que siempre estáis)  
mas.