y un poco de locura en las venas.
Por eso me atrevo hoy,
a escribirte unas letras.
En mi olvido te encuentras,
con los ojos cerrados,
y las manos negras.
Inundadas de la sangre,
que ha quedado en estos poemas.
Mis piernas, exhaustas, dejan ya la pelea.
Veo como tus labios se despegan,
como la voz que me acariciaba el alma,
vuela.
Lejos de mi,
dejándome en tierra.
Esta vez,
los pájaros se han quedado en mi cabeza.
